viernes, 4 de mayo de 2018

Dulce hora de dormir

B me ha dado un montón de besos hoy, a la hora de dormir; sobre todo, muchos besos de nariz.

Estaba siendo un lío acostarla. Se resiste. No quiere que termine el día. Leí ESTO hoy y quise tomármelo con calma, de nuevo. No sé si pueda hacerlo así muchas noches, porque tengo mucho quehacer y quiero un rato nocturno-adulto para mí; pero hoy decidí mirarla como la pequeñita que es: con recordar a mi bebita de meses, me cambió el chip; la disfruté, moviéndose, besándome, acomodándose. La acaricié, dejé de cantar cada vez que lo pidió -no le gusta que trate de dormirla-; sobre todo, no tuve intención de apurarla, no estuve pensando en irme, solo "estuve ahí"-eso siempre sale bien-.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Creo que la predisposición a dormirse de un niño es inversamente proporcional a la necesidad que tiene su madre de que lo haga.

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