martes, 30 de mayo de 2017

Fuera de este mundo

B en su primera visita a la biblioteca.
Es simpático que algunos cristianos y algunas feministas educan a sus hij@s en casa -sin enviarles a la escuela- básicamente por la misma razón: el sistema educativo funciona de un modo que no consideran apropiado y quieren que sus hij@s aprendan otras cosas y de otras maneras.

Habrá inconvenientes asociados a la educación en casa; sin embargo, lo primero que salta en mucha de la crítica a esta práctica es que "todos los niños deben ir a la escuela porque todos los niños van a la escuela". Todos deben hacer lo que todos hacen.

En la variedad de "¿cómo no le vas a dar X?" y ¿cómo no la vas a dejar que Y"? -o viceversa- , que puede escuchar una mamá o un papá, el fondo del asunto es que para ser normal hay que ser como todos. Y que esa "normalidad" (hablando de la normalidad estadística) es algo deseable.

Hay que ser obtuso o muy egocéntrico para querer criar niños aislados del mundo. Pero hay muchos mundos posibles y muchos modos de situarse en el mundo. Supongo que la mayoría de los papás y las mamás preferiríamos que nuestra criatura se ahorrara las complicaciones que suelen acompañar el ser "raro"; pero con los principios no se transige, en lo que es valioso no se hacen descuentos. Lo bueno no se define porque  "lo hagan todos" o "siempre se haya hecho".

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Con el "siempre se ha hecho así" el mundo estaría estancado en la prehistoria.
    Besos.

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  2. Estoy de acuerdo en que el argumento de hacer algo porque lo hacen todos es absurdo.
    Para el tema concreto de estudiar en casa en lugar de en el cole (conocido como home schoolling): aún con todos los incovenientes que veo en la enseñanza en centro, y las ventajas de la personalización en casa, para nosotros es mejor escolarizar.
    Cada familia, cada niño tendrá unas circunstancias y tendrá que evaluar. Tener la formación, el espacio, el tiempo etc. como para enseñar en casa es complicado. La socialización entre iguales tendría que trabajarse con otro tipo de actividades. Sin enrollarme mucho: para mi es demasiado complicado para el beneficio que aporta.
    De los inconvenientes de la enseñanza académica estandarizada en centro escolar ya he hablado mucho en mi blog. Pero también es cómodo, aprenden a convivir con situaciones no perfectas, a tener profes buenos y malos, compañeros buenos y malos. En general creo que les curte más para la vida real. Aunque desde el punto de vista del aprendizaje personalizado según el ritmo de cada uno, personalizada, gustos, etc, nada mejor que en casa.

    Un beso

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    Respuestas
    1. A mí la posibilidad de estudiar en casa me parece maravillosa frente a las alternativas que hay -a mi alrededor-. Sin embargo, para muchos está difícil tener los recursos requeridos; como tú dices: formación, espacio, tiempo, medios para que socialicen con otros niños, etc. Los resumo en disposición, preparación y dinero. Yo ahora mismo no podría por dinero; de no ser por eso, me complicaría lo que fuera necesario, con gusto.
      Me interesa el tema de "la vida real", que intento tocar de algún modo cuando menciono "los mundos posibles".
      Suponemos que la escuela es una preparación para lo que los niños enfrentarán en la "vida real". Pero ya es la "vida real" estar en el escenario escolar. Otra vida real es posible. De hecho, creo que hay más "baños de realidad" fuera de las aulas. Un niño que acompaña a papá o mamá a hacer diligencias, que participa en las tareas domésticas, que atestigua y si es posible se involucra en el trabajo de papá o de mamá (por ejemplo, en un negocio familiar), tendrá ocasión de convivir con todo tipo de personas y aprender de todo tipo de situaciones. Por supuesto, esto implica una vocación de educador o educadora que no todos los papás tienen (no basta con que la criatura "ande por ahí"). Y lo que es mayor obstáculo: no compagina con la mayor parte de los estilos de vida de las familias. ¡Cómo me gustaría, a mí! En una clase grupal que implique actividad física y una clase grupal que implique actividad de tipo artístico, tendría compañeros y otros "maestros". Claro que a cierta edad, habría que preguntarles qué quieren...
      Hay mucho de donde cortar, en esta tela.
      ¡Un beso, Matt!

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    2. Muy bien sintetizado: disposición, preparación y dinero. Se podría añadir: tiempo.
      Con mi hija mayor no me lo habría planteado nunca. Ella es feliz, tiene mil amigos, participa en todas las actividades etc. Con El Niño nos lo planteamos porque él mismo habló del tema siendo bien pequeño. Pero se necesita mucho dinero para darle una formación completa, pasar los exámenes de cada nivel y además tiempo nuestro para poder llevarle a actividades por la tarde que le ayuden a socializar con iguales. Trabajando 40 horas semanales fuera de casa, se complica todo mucho.
      Con el tiempo estoy contenta de que esté en el colegio, creo que le aporta más cosas buenas que malas. Todavía tiene tiempo de estar en su mundo, sus cómics, dibujos, música... Pero le viene bien el esfuerzo de conocer otras realidades a parte de su mundo interior y adaptarse a ellas. Aunque es cierto lo que dices de que el mundo real está por todas partes, su exposición a él sería mucho menor si no fuera al colegio. No hay un negocio familiar en el que participe, ni tantos momentos diarios como le proporcionan la jornada escolar.
      De hecho El Niño va feliz al colegio aunque tenga sus pequeños dramas debidos al estudio...
      Un beso

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    3. El tiempo es imprescindible, pero para mí que se compra con dinero. Con dinero una no tiene que ir a trabajar, se puede contratar quien limpie la casa y hay recursos para que otras tareas se vuelvan más fáciles.
      Otra cosa a tomar en cuenta es la clase de escuela o colegio disponible o a la que se tiene acceso. Si yo hubiera seguido viviendo en Querétaro, en la colonia donde vivía antes de la última mudanza, y B hubiera llegado a la edad del preescolar: no la llevo. Espero ahora que, cuando llegue el momento, podamos encontrar algo en lo que, como sucede con tu Niño, haya más cosas buenas que malas.
      ¡Un beso, Matt!

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