martes, 5 de julio de 2016

Las cosas se van

Tengo una lámpara de escritorio. Hace rato no encendió; el foco está quebrado (uno de esos focos largos, ahorradores). No sé cómo o cuándo pasó; esas cosas pasan. Tal vez no sea común que los focos se quiebren, pero un día se funden. Incluso en donde se cuidan mejor las cosas, casi nada dura para siempre.

Tenía un payasito de papel maché (un payasito rubio con la cara blanca, sentado con una pelota). Una tía querida me lo regaló cuando yo era niña. Aunque se le notaban los años, sobre todo porque había recovecos difíciles de limpiar, se veía bien. Hace poco, mi niña le quebró un pedacito. Ya lo tiré.

Llega el momento en que todas o casi todas las pequeñas cosas y las medianas cosas, que estuvieron ahí en un momento dado, ya no están. A mí me asombra cuando después aparecen entre las cosas que hacen el fondo de una foto cualquiera.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Lo noto mucho con la ropa. Un beso.

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    1. Sí, es simpático ver fotos de años atrás y recordar "ah, tenía esa blusa y ese pantalón; los usaba a cada rato" :)
      Un beso, Susana.

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