sábado, 29 de noviembre de 2014

No son monedita de oro

Entre las múltiples gracias de Facebook, está la posibilidad de volver a ver viejos conocidos: amigos, compañeros, de todo. El "de todo" incluye a gente que estuvo por ahí en tu vida, ya sea como personaje secundario o como "extra"; en algunos casos sonreirás al ver que "se ha casado" o "ha tenido un bebé", y en otros casos, tu gemela mala va a arquear las cejas mientras te susurra un comentario sarcástico... Así he descubierto que la gente que me "caía mal" hace años, me cae mal ahora.

Debe ser cosa de la "química". Creí que sería diferente, porque personas que nunca hubiera creído que me caerían bien, me caen muy bien. Pero es que si te encuentras en una posición "antagónica" respecto a alguien, la posición puede cambiar; si tuviste un desencuentro, éste puede perder importancia o reinterpretarse; si no "te llevas" con alguien, o no te sientes atraído por alguien, puede que te sorprendas gratamente al conocerle. En cambio, si su persona te caía mal, en tanto es la misma persona: es muy probable que siga cayéndote mal...

Culpo a la química, porque en mi caso, estas personas no me han hecho nada; es más: nos hemos tratado poco. Sin embargo, veo que corresponden a un mismo "perfil"... sospecho que se trata de un modo de ser, que me hace sentir amenazada. Puede que cuando evolucione, dejen de parecerme "amenazantes", y no me caigan mal. Entretanto, así la cosa.

Silvia Parque

12 comentarios:

  1. A lo mejor no es cuestión de evolucionar, es cuestión de instinto de supervivencia.

    Tiendo a creer que nuestra intuición es más fina de lo que creemos y nos avisa lo que es bueno para nosotros.

    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, estoy de acuerdo en que la intuición "sabe" más que el pensamiento para esto de sobrevivir, y también hay "sobrevivencia social", así que viéndolo de ese modo, pues sí :) Pero creo que la mayor parte de la gente que de algún modo nos "amenaza", no puede hacernos daño "en realidad"; son nuestras inseguridades, temores, ansiedades, o lo nuestro que vemos reflejado y no nos gusta... no sé bien...
      ¡Un beso, Taty!

      Eliminar
  2. Jajaja, así tal cual lo explicas es, y sí, yo creo que es química, igual que funciona en positivo lo hace en negativo, a veces es difícil analizar que rasgos de esa persona son los que producen el rechazo, pero no hay nada que hacer, no se puede, y como tú dices, sin que te hayan hecho nada.
    Lo que no había pensado nunca es en lo de sentirse amenazada...hummmm...no sé...pienso y creo que en ocasiones en mi caso pueden poseer características que yo considero negativas y repelentes, y que sin embargo me gustaría poseer porque resultan "exitosas" sin que yo entienda como pueden resultar así

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo apenas me doy cuenta de que realmente se parecen entre sí, y efectivamente: no podría "evitarlo"; sé que podría tratarles bien, sé que no les deseo mal, pero me dan repelús, qué se le va a hacer. ¡Lo bueno es que no hay necesidad de que nos relacionemos!
      A lo mejor a cada cual le anclan cosas diferentes, a mí la sensación de amenaza, a ti una especie de ambivalencia hacia ciertos defectos, y habrá más formas... me causa gracia imaginar cómo le caiga yo mal a otros que ni me conozcan :D

      Eliminar
    2. Bueno, ten en cuenta que normalmente ese rechazo suele ser mutuo

      Eliminar
    3. Mmm a veces es mutuo, Inma, el problema es cuando no :)

      Besos, filósofas!

      Eliminar
  3. jajajaja yo lo llamo olfato...
    Y he aprendido a hacerle más caso a mi olfato.

    Estoy de acuerdo, en lo que evolucionamos...así la cosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y es que hay que hacerle caso, sí... y también hay que dejarse a una misma cambiar...

      Eliminar
    2. ¡Que complicado puede ser esto!

      Pero me quedo con tu frase:
      En lo que evoluciono...así la cosa.

      :)

      Eliminar