lunes, 16 de septiembre de 2013

El regalo de anoche

En la noche del grito de independencia, el hombre con el que me casé declaró su independencia de mí. Gracias a que tengo meses viviendo sola y como ya hubo un año completo de lío hace años, no hay drama. Hay tristeza, claro: suficiente. Como es el mes de mi cumpleaños y cada día me regalo algo, ayer me regalé dejarlo ir, para recibir el regalo de libertad que la vida se empeña en darme.

Sé que Dios nos tiene listas las cosas más bonitas del mundo para el momento en que podamos asumirlas. ¿Y cómo habría de dejar de bendecir que el hombre que amo se dé lo que le hace falta? Aunque ahora me duela escucharlo, aprecio que diga que me quiere y las cosas sobre el futuro que no entiendo, pero que percibo que dice con amor. Me gustaría ser más madura o tener otros recursos, para no publicar esta intimidad, porque a él no le gusta que hable sobre él; pero hacerlo me ayuda a estar bien y confío en que ambos dispensamos lo que el otro está requiriendo hacer para estar bien.

Las personas nos necesitamos a nosotras mismas para poder acompañar a otra persona. Si quien me ha acompañado tiene la valentía de trabajar en rehacerse a sí mismo, el amor nada más puede decirle: "va, adelante, te apoyo", aunque me anuncie que tiene que hacerlo sin mí. Entretanto, la autoconservación también dirá sus cosas; por ejemplo: "a lo tuyo, sigue viviendo".

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Me da pena pero ahora es momento de escuchar a la autoconservación. Nunca se sabe si lo que nos pasa acabará siendo para bien.
    Un beso fuerte y cariñoso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Trato de pensar que siempre es para bien, Matt, y de hacerle caso a la autoconservación, que está hablando claro y fuerte para que no puede hacer como que no la escucho.
      ¡Gracias! Recibo ese beso como agua para la sed.

      Eliminar
  2. Espero que no sea definitivo. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Susana. Aprecio mucho que digas eso. Yo por salud mental estoy tratando de no esperar que sea una cosa u otra, pero aprecio mucho que tú lo digas. Quiero que sea lo que Dios quiera, no lo que yo haya querido; así que trato de no querer esto o aquello, sino "en genérico": lo mejor para él y para mí, que ahora parece ser, que yo deje que tome en paz el camino que elige. Tu presencia me conforta.
      Un beso.

      Eliminar